The Owl House -o Casa Búho- es, para mí, una de esas series de las que al principio no te esperas gran cosa, pero nada más ver el primer capítulo ya te tiene enganchada. Es una serie sencilla, pero grande. No pretende ser una obra compleja con tramas enrevesadas ni grandes giros de guion. No, pretende ser lo que es: una serie sobre magia y sobre la amistad. Y lo hace de maravilla. Más concretamente, trata sobre una adolescente que sueña con la magia y que, por primera vez, tiene la oportunidad de vivir en un mundo mágico. Ah, y nos transmite una gran premisa: ser raro está bien.
Si a ti también te gustaría pensar que en algún lugar hay escondida una entrada secreta a un mundo mágico, entonces no me cabe la menor duda: te sentirás identificado con Luz -la protagonista-. Además, a diferencia de algunas series en las que los protagonistas muchas veces son eclipsados por personajes secundarios más interesantes, Luz es un personaje complejo y lleno de rarezas que nos hacen quererla y empatizar con ella. Pero esto no quiere decir que los personajes secundarios de Casa Búho no sean interesantes, lo son y mucho. Además, todos son muy diferentes entre sí, lo que permite que la serie pueda presumir de tener un cast muy diverso y potente.
En definitiva, «The Owl House» parece una serie creada por y para las personas que soñamos con que ahí fuera haya algo más que lo que vemos en nuestro día a día. Es una serie que trata sobre el amor a la magia. ¿Qué más hace falta para tener una gran serie? Por cierto, para los más despistados: los primeros capítulos de la segunda temporada ya se han estrenado y escribiré mi crítica sobre dicha temporada cuando ya se haya estrenado al completo.