A pesar de contarnos un relato que ya conocemos, Wish Dragon me ha sorprendido. Me esperaba una película entretenida y ligerita sin más pretensiones, pero, cerca de la mitad del metraje, la película ha empezado a crecer y se ha ganado mi total atención.
Ha comenzado como una historia simple y con personajes con los que no he conectado demasiado, ni siquiera los momentos de humor me hacían gracia. Pero, poco a poco, todo ha ido mejorando. Poco a poco, vas conociendo mejor a los personajes y empatizas con ellos. Y, gracias a esto, todo crece: el humor, la historia y las expectativas.
Es verdad que cae en lugares comunes -como la diferencia de clases y la crítica a las posesiones materiales- y que es bastante predecible, pero a nosotros como espectadores no nos importa demasiado, ya que nuestra atención no se focaliza tanto en la crítica social, sino en la evolución de los personajes. Una evolución muy lograda. Y algo que también me ha gustado es la forma en la que los unos influyen y cambian a los otros.
Si empezáis a ver la película y no os termina de convencer, no la quitéis en los primeros 10, 20 o 30 minutos, esperad un poco más y ya veréis como os termina cautivando. En definitiva, Wish Dragon es un largometraje agradable y entretenido que mejora poco a poco y que acaba tocándote el corazón.