Tal y como su nombre indica, «Pequeñas historias zen» es una serie calmada, slow-paced y bastante contemplativa. Parece incluso un pequeño retiro espiritual, pequeñas meditaciones para reflexionar.
Por mucho que me guste la apuesta por un ritmo pausado, me parece que a la serie le falta personalidad. Trata sobre tres hermanos de clase media-alta que se divierten y juegan en el jardín de su casa. Nada nuevo. Y nada imaginativo. Además, el lugar donde se desarrolla la acción es una mezcolanza de la cultura de Asia y la de un barrio típico de Estados Unidos. En mi opinión, si hubiesen apostado por visibilizar y dar mayor peso a la cultura asiática, la serie habría ganado mucho.
Lo mejor de «Pequeñas historias zen» son las fábulas que se cuentan en cada capítulo, en las que sí se ve la influencia oriental y los niños aprenden una valiosa lección sobre la vida. Pero aquí también hay un aspecto negativo: el mensaje moral de la serie es demasiado explícito. Además, la serie me ha parecido un poco machista, ya que el personaje de la hermana tiene bastante poco protagonismo y los capítulos dedicados a ella siempre tratan sobre su preocupación por cuidar a sus hermanos.
En definitiva, «Pequeñas historias zen» es una buena opción cuando quieras ver algo relajado y sentirte en calma. Pero no esperes encontrarte con una obra maestra.